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Evaluación neuropsicológica

Las funciones cognitivas, tales como la atención, la orientación, la memoria, la velocidad de procesamiento, las habilidades visoespaciales y visoconstructivas, las praxias, el lenguaje, las funciones ejecutivas y de razonamiento pueden verse alteradas por una gran variedad de razones. Por ello, antes de comenzar cualquier proceso terapéutico es importante conocer el perfil neurocognitivo del paciente con el fin de establecer adecuadamente las metas y estrategias de tratamiento.

La evaluación neuropsicológica consiste en la observación profesional, la entrevista al paciente y a sus familiares, y la aplicación de pruebas neuropsicológicas estandarizadas, confiables, y con un alto nivel de validez y sensibilidad a los cambios clínicos. El objetivo fundamental de la evaluación no consiste solamente en identificar una posible alteración de las funciones cerebrales, sino en identificar las necesidades de tratamiento que tienen las personas afectadas por una alteración en el desarrollo neurológico, lesiones cerebrales o enfermedades neurodegenerativas.


Sólo después de una adecuada valoración de los déficits y habilidades preservadas es posible plantear un programa de rehabilitación adecuado a las necesidades del paciente.


Cuando se explora a una persona con sospecha de disfunción cerebral o lesión ya confirmada, hay que preocuparse también por evaluar los cambios emocionales y de personalidad, ya que las alteraciones en el funcionamiento cerebral no afectan de forma exclusiva a la cognición, sino también a la capacidad de comprensión, expresión y vivencia de la experiencia emocional y a la propia estructura de la personalidad.

Junto a la identificación de los principales déficit cognitivos a través de la evaluación neuropsicológica, resulta esencial la valoración del impacto que estos problemas generan en los aspectos funcionales de la vida diaria, y la determinación de la capacidad que tiene la persona para cuidar de sí misma y llevar a cabo un vida ocupacional y socialmente activa, es decir, su nivel de independencia funcional. Además, es preciso recabar información sobre el nivel de apoyo familiar y social disponible y sobre el grado de conciencia de las limitaciones que muestran tanto el paciente como las personas que lo rodean.

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