top of page

Rehabilitación neuropsicológica

El objetivo principal de la rehabilitación neuropsicológica es que el paciente con daño cerebral, trastornos del neurodesarrollo o enfermedades neurodegeenrativas, consiga alcanzar el máximo grado de autonomía posible. Para alcanzar dicho objetivo se utilizan tres estrategias diferenciadas: la restauración, la compensación y el empleo de ayudas externas. La utilización de una estrategia u otra depende de diversos factores tales como el proceso afectado, el tiempo transcurrido desde la lesión o inicio de la enfermedad, la severidad de la misma o el tiempo que dispongamos para rehabilitar al paciente.

RESTAURACIÓN

La restauración se basa en el entrenamiento repetido de las funciones cerebrales alteradas, partiendo de la base de que los procesos deteriorados pueden ser restaurados mediante la estimulación y la práctica continua. Para ello se utilizan diversos ejercicios y plataformas digitales que estimulan los procesos y funciones afectadas.

IMG_3321_edited.jpg

COMPENSACIÓN

El entrenamiento en habilidades alternativas o compensación se enfoca en la recuperación de las funciones alteradas, más que en los procesos afectados. Para ello, se entrenan estrategias alternativas basadas en los procesos conservados y se intenta minimizar la implicación de los procesos deficitarios en las actividades y funciones cerebrales. 

AYUDAS EXTERNAS

El empleo de ayudas externas (agendas, grabadoras, sistemas de voz asistida, etc) es fundamental para la compensación de los déficits y, en algunas ocasiones, representa la única alternativa posible para mejorar la calidad de vida y autonomía del paciente. Por ello, se entrena al paciente en el uso de estos instrumentos para que sea capaz de utilizarlos en su vida diaria de forma espontánea y rutinaria.

La rehabilitación debe empezar en el periodo agudo e ir adaptándose y modificándose según cada etapa evolutiva del daño cerebral. 

Además de las alteraciones cognitivas, tras una lesión cerebral, con frecuencia se pueden producir alteraciones emocionales y conductuales que, en ocasiones, conllevan auténticos cambios de personalidad. Entre las alteraciones más frecuentes pueden observarse irritabilidad, impulsividad, agresividad, egocentrismo, desinhibición, euforia, conducta inapropiada, rigidez, oposicionalismo, apatía, labilidad emocional, depresión o infantilismo. Por tanto, el daño cerebral puede provocar alteraciones conductuales y afectivas tan importantes de atender como el componente cognitivo de la lesión puesto que resultan incapacitantes y dolorosas, generando malestar, baja autoestima y en algunos casos, depresión y ansiedad. 

IMG_3356_edited.jpg
bottom of page